martes, 16 de diciembre de 2014

Día 8 - Samos: Visita a la antigua ciudad de Éfeso (Kusadasi - Turquía)


Tenía mucho interés en visitar las ruinas de la antigua ciudad de Éfeso, había estado allí hacía algunos años y me pareció un lugar fabuloso, así que pensé que ya que estábamos tan cerca, Mr. Feynman no se lo podía perder, le iba a encantar.

Intenté reservar la visita desde Madrid pero no lo conseguí, así que contacté con Elías, el propietario del hotel Paris donde nos alojaríamos en Samos para preguntarle si me podía ayudar y me comentó que no me preocupara en absoluto, una vez en Samos podría contratar la excursión en cualquier agencia local y así lo hicimos.

Nada más llegar a Samos el día 7 de nuestro viaje fuimos a una agencia (By Ship Travel) en Pythagorio y reservamos dos plazas para visitar la antigua ciudad de Éfeso. El precio de la excursión en el verano de 2012 era de 57€ por persona e incluía:

- Viaje en barco: Samos - Kusadasi – Samos.
- Autobús: Kusadasi - Éfeso - Kusadasi.
- Entrada a Éfeso.
- Visita guiada con guía local en inglés (no fue posible encontrar guía en español con tan poca antelación; una vez más me alegré de la insistencia de mis padres en aprender el dichoso inglés que en el colegio detestaba).

Puerto de Samos

Puerto de Samos

    El barco salió del puerto de la ciudad de Samos (actual capital de la isla) a las 08:30h de la mañana y el trayecto duró una hora y cuarto, al llegar a Kusadasi las autoridades portuarias te cobran un impuesto de 10 euros, te dan un resguardo y se quedan con tu pasaporte (algo que no nos entusiasmo, pero no quedaba más remedio si queríamos visitar Éfeso).

    Éfeso está a 20km de Kusadasi (una media hora).  Al llegar allí descubrí la gran diferencia entre viajar en temporada alta o no, en mi anterior visita (a finales de septiembre) éramos muy pocos los turistas que paseábamos por allí, sin embargo aquel día estaba repleto de gente.

Éfeso en agosto

 Éfeso a finales de septiembre

    La visita dura unas dos horas y media, si vas en verano te recomiendo llevar una botella de agua y la cabeza cubierta, el sol no da tregua y hay poca sombra donde resguardarse.

Fachada de la biblioteca de Celso

    Éfeso fue un importante centro cultural, comercial y religioso de la antigüedad greco - romana por el que pasaron multitud de personajes históricos como Marco Antonio y Cleopatra. Es un lugar fantástico y repleto de historia.


   En la agencia de viajes nos habían dicho que tendríamos tiempo libre en Kusadasi para comer, ya que estábamos allí no queríamos perder la oportunidad de comer un auténtico kebab turco (nada que ver con las porquerías que venden en España) y de postre un rico baklava, sin embargo el autobús paró en un local de carretera para comer (de estos de buffet libre horrible de los que cada vez se pueden encontrar más en España) con la excusa de que después visitaríamos una fábrica de cuero. Aquello nos disgustó muchísimo porque no es lo que nos habían vendido ¡Nosotros queríamos comer kebab y baklava! y no unos horribles macarrones fríos. Y no éramos los únicos disgustados con este cambio de planes, un señor noruego que viajaba con su hijo dijo que no se quedaba allí ni un minuto y pidió un taxi que accedió a compartir con nosotros, así que volvimos a Kusadasi para disfrutar de una auténtica comida turca. 

    Durante el trayecto de regreso a Kusadasi me llamó la atención que al pasar por una zona de montañosa, el niño noruego con el que compartíamos taxi, preguntara a su padre por las enormes franjas desiertas que atravesaban los montes de arriba abajo, claro, en Noruega no deben tener problemas de incendios y este chico jamás había visto un cortafuegos.

   En mi  opinión Kusadasi es un lugar horrible, un puerto comercial y turístico atestado de gente, pero incluso en los lugares más turísticos de Turquía aun se puede degustar un riquísimo kebab y eso era lo que buscábamos. En nuestro afán por huir de las masificaciones de turistas y relacionarnos al máximo con la gente local, Mr. Feynman insistió en sentarnos en una terraza donde no se veía un solo guiri, pero tampoco una sola mujer, él ni se enteró, pero yo sentí como todas las miradas se clavaban en mi y después en el que parecía ser el encargado del lugar, que con mucha amabilidad se acercó a nosotros para preguntarnos que queríamos, ¿pues que vamos a querer? ¡comer un kebab! a ser posible en un lugar sin turistas, pero al parecer no era posible y con la misma amabilidad nos acompañó a otro local que no era la meca del turismo pero tampoco el típico restaurante de lugareños (que es lo que a nosotros nos gusta), pero en fin, pudimos comer el ansiado kebab mientras nos reíamos de lo que acababa de suceder porque Mr. Feynman seguía sin entenderlo, ¡si estaba claro! en ese restaurante no aceptaban turistas y menos aun mujeres.
  
   Después del kebab paseamos por el gran bazar de la ciudad en busca del postre y entramos en una pastelería atraídos por la buena pinta de los baklava expuestos en el escaparate, qué decir del propietario del comercio, nosotros entramos a por un baklava y salimos con ¡medio kilo! Es una pena que no recuerde exactamente el lugar, porque estaban riquísimos, pero el sitio se llamaba Gaziantepli Ulaslioglu.


   El barco de regreso salió del puerto de Kusadasi a las 17:00h y llegamos a Samos a las 18:30h. La jornada había sido larga y estábamos agotados, así que nos dimos un baño en una playa de camino al hotel y dimos por finalizado el día.
Curioso cartel en "inglés". Nos reímos mucho.

     Próxima parada: Samos, día de playa.

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