Tenía mucho
interés en visitar las ruinas de la antigua ciudad de Éfeso, había estado allí
hacía algunos años y me pareció un lugar fabuloso, así que pensé que ya que
estábamos tan cerca, Mr. Feynman no se lo podía perder, le iba a encantar.
Intenté
reservar la visita desde Madrid pero no lo conseguí, así que contacté con Elías,
el propietario del hotel Paris donde nos alojaríamos en Samos para preguntarle
si me podía ayudar y me comentó que no me preocupara en absoluto, una vez en
Samos podría contratar la excursión en cualquier agencia local y así lo
hicimos.
Nada más
llegar a Samos el día 7 de nuestro viaje fuimos a una agencia (By Ship Travel) en
Pythagorio y reservamos dos plazas para visitar la antigua ciudad de Éfeso. El
precio de la excursión en el verano de 2012 era de 57€ por persona e incluía:
- Viaje en barco: Samos - Kusadasi – Samos.
- Autobús: Kusadasi - Éfeso - Kusadasi.
- Entrada a Éfeso.
- Visita guiada con guía local en inglés (no fue
posible encontrar guía en español con tan poca antelación; una vez más me
alegré de la insistencia de mis padres en aprender el dichoso inglés que en el
colegio detestaba).
Puerto de Samos
Puerto de Samos
El barco salió del puerto de la ciudad de
Samos (actual capital de la isla) a las 08:30h de la mañana y el trayecto duró
una hora y cuarto, al llegar a Kusadasi las autoridades portuarias te cobran
un impuesto de 10 euros, te dan un resguardo y se quedan con tu pasaporte (algo
que no nos entusiasmo, pero no quedaba más remedio si queríamos visitar Éfeso).
Éfeso está a 20km de Kusadasi (una media hora). Al llegar allí descubrí la gran diferencia
entre viajar en temporada alta o no, en mi anterior visita (a finales de
septiembre) éramos muy pocos los turistas que paseábamos por allí, sin embargo
aquel día estaba repleto de gente.
Éfeso en agosto
Éfeso a finales de septiembre
La
visita dura unas dos horas y media, si vas en verano te recomiendo llevar una
botella de agua y la cabeza cubierta, el sol no da tregua y hay poca sombra
donde resguardarse.
Fachada de la biblioteca de Celso
Éfeso fue un importante centro cultural, comercial
y religioso de la antigüedad greco - romana por el que pasaron multitud de
personajes históricos como Marco Antonio y Cleopatra. Es un lugar fantástico y repleto de historia.
En la agencia de viajes nos habían dicho que
tendríamos tiempo libre en Kusadasi para comer, ya que estábamos allí no
queríamos perder la oportunidad de comer un auténtico kebab turco (nada que ver
con las porquerías que venden en España) y de postre un rico baklava, sin
embargo el autobús paró en un local de carretera para comer (de estos de buffet
libre horrible de los que cada vez se pueden encontrar más en España) con la
excusa de que después visitaríamos una fábrica de cuero. Aquello nos disgustó
muchísimo porque no es lo que nos habían vendido ¡Nosotros queríamos comer kebab y
baklava! y no unos horribles macarrones fríos. Y no éramos los únicos
disgustados con este cambio de planes, un señor noruego que viajaba con su hijo
dijo que no se quedaba allí ni un minuto y pidió un taxi que accedió a
compartir con nosotros, así que volvimos a Kusadasi para disfrutar de una
auténtica comida turca.
Durante el trayecto de regreso a Kusadasi
me llamó la atención que al pasar por una zona de montañosa, el niño noruego con
el que compartíamos taxi, preguntara a su padre por las enormes franjas
desiertas que atravesaban los montes de arriba abajo, claro, en Noruega no
deben tener problemas de incendios y este chico jamás había visto un
cortafuegos.
En mi
opinión Kusadasi es un lugar horrible, un puerto comercial y turístico
atestado de gente, pero incluso en los lugares más turísticos de Turquía aun se
puede degustar un riquísimo kebab y eso era lo que buscábamos. En nuestro afán
por huir de las masificaciones de turistas y relacionarnos al máximo con la
gente local, Mr. Feynman insistió en sentarnos en una terraza donde no se veía
un solo guiri, pero tampoco una sola mujer, él ni se enteró, pero yo sentí como
todas las miradas se clavaban en mi y después en el que parecía ser el
encargado del lugar, que con mucha amabilidad se acercó a nosotros para
preguntarnos que queríamos, ¿pues que vamos a querer? ¡comer un kebab! a ser
posible en un lugar sin turistas, pero al parecer no era posible y con la misma
amabilidad nos acompañó a otro local que no era la meca del turismo pero
tampoco el típico restaurante de lugareños (que es lo que a nosotros nos
gusta), pero en fin, pudimos comer el ansiado kebab mientras nos reíamos de lo
que acababa de suceder porque Mr. Feynman seguía sin entenderlo, ¡si estaba
claro! en ese restaurante no aceptaban turistas y menos aun mujeres.
Después del kebab paseamos por el gran bazar
de la ciudad en busca del postre y entramos en una pastelería atraídos por la
buena pinta de los baklava expuestos en el escaparate, qué decir del
propietario del comercio, nosotros entramos a por un baklava y salimos con ¡medio
kilo! Es una pena que no recuerde exactamente el lugar, porque estaban
riquísimos, pero el sitio se llamaba Gaziantepli Ulaslioglu.
El barco de regreso salió del puerto de Kusadasi
a las 17:00h y llegamos a Samos a las 18:30h. La jornada había sido larga y estábamos
agotados, así que nos dimos un baño en una playa de camino al hotel y dimos por
finalizado el día.
Curioso cartel en "inglés". Nos reímos mucho.
Próxima parada: Samos, día de playa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario