miércoles, 26 de noviembre de 2014

The Day is Done

«La noche se llenará de música,
y las preocupaciones que infestan el día
doblarán sus tiendas como los árabes,
e igual de silenciosas, se irán».


Estrofa final del poema The Day is Done, de Henry Wadsworth.


Jako el muzikante

martes, 25 de noviembre de 2014

Descubriendo a Ryszard Kapuściński

   Descubrí a Ryszard Kapuściński poco después de su muerte, yo andaba buscando un libro para regalar a Mr. Feynman por el Día del libro, buscaba un libro que tuviera algo especial, no servía un libro cualquiera. Por supuesto él no podía conocerlo, tenía que ser algo sorprendente, en una ocasión me dijo que jamás dejaba de sorprenderle y yo quería que aquella sensación durase para siempre.

   Sin tener claro qué era lo que buscaba entré en la tienda de los libros y rebusqué un poco, recordé que hacía unos meses había leído en un periódico una esquela que homenajeaba a un escritor polaco que en aquel momento me resultó interesante, pero del que no tomé datos, así que me dirigí a uno de los dependientes de la tienda y pregunté: «Disculpe, ¿un escritor polaco que ha fallecido recientemente?» con cara de «lo siento, pero no tengo más datos» y para mi sorpresa y alegría solo tardó unos segundos en afirmar: «Sí, Ryszard Kapuściński», (¡un hurra por los trabajadores formados y eficientes!), me indicó la sección y me embarqué en la gran aventura de descubrir a Ryszard Kapuściński.

   Allí estaban sus libros: Ébano, Un día más con vida, El Sha, El mundo de hoy, La jungla polaca y otros tantos, pero el que llamó mi atención aquél día fue Viajes con Heródoto. Un libro de viajes, historia, antropología y un escritor Polaco (no me pregunten por qué pero desde pequeña siento una extraña curiosidad por Polonia y Rusia), y además un misterioso hombre de la antigüedad.

   Viajes con Heródoto fue el libro que regalé a Mr. Feynman aquel 23 de abril de 2007 y el primero de R. Kapuściński que leí, lo hice con absoluto entusiasmo, disfrutando enormemente de cada uno de sus relatos, de su frescura, de su ritmo, pero lo mejor de aquel libro no solo fue descubrir a R.Kapuscinski sino que él, a su vez, me presentó a Heródoto. Años de clases de historia en el colegio y ni uno de mis profesores fue capaz de nombrar al padre de la historia (y sé que no lo hicieron porque yo recordaría algo así). Lo que me llevó a 9 libros más, libros que llevan a libros, ¡fenomenal!

   Después de Viajes con Heródoto, me hice con El mundo de hoy, seducida por el posible guiño que en el título, R.Kapuscinski hacía al gran Stefan Zweig. Abrí la primera página y comencé a leer: «Aquel día histórico de 1934 yo estaba en Viena…», ¡qué alegría, qué alegría! No solo era un guiño a mi querido Sr. Zwieg, se trataba de un pequeño homenaje que Agata Orzeszek (la traductora de R. Kapuściński) hacía poniendo en conexión a ambos escritores. Leí El mundo de hoy con la misma gran pasión que El mundo de ayer y desde aquel momento mi escritor favorito de la primera mitad del siglo XX quedó unido al que sin duda alguna se había convertido en mi escritor favorito de la segunda mitad del siglo XX, un siglo en dos escritores fantásticos conectados por un prologo.

   Escritores como R. Kapuściński (o Stefan Zweig) son los que me hacen amar los libros, porque con ellos leer va mas allá del mero entretenimiento, es aprender, descubrir, reflexionar, mantener el entusiasmo por saber más hasta la última palabra del libro y pensar cuál habría sido la siguiente.  

   Nadie mejor que el propio R. Kapuściński para definir su oficio:

   «No hago diferencia entre periodista, escritor y reportero. En mi caso las tres cosas se funden en una sola» (Zbigniewa Nowodworska, «Charla con un escritor», Megaron, nº5, 1994).

   «Para definir mi oficio, el calificativo que más me gusta es el de traductor. Pero no de una lengua a otra, sino de una cultura a otra. Ya en 1912, Bronisław Malinowski advirtió que el de las culturas no es un mundo jerarquizado (una auténtica blasfemia a los ojos de todo eurocéntrico), que no existe cosa tal como una cultura superior y otra inferior, que todas, aunque diferentes, están en pie de igualdad. Sus conclusiones cobran fuerza hoy en día, en este mundo nuestro tan polifacético y diversificado, cuyas culturas se penetran y entrelazan cada vez más. El reto consiste en lograr que sus relaciones no se fundamenten en principios de dependencia y subordinación, sino de entendimiento mutuo y de diálogo entre iguales. Sólo entonces daremos una oportunidad a que la buena fe y la voluntad de comprender al otro triunfen sobre los odios y conflictos que sacuden a la familia humana. En mi diminuto, microscopio, campo de trabajo de reportero, me gustaría aportar un granito de arena a ese triunfo. Por eso escribo». («Planeta Tierra», Congreso del Penclub polaco, 06/1999).

   Si no conoces a R. Kapuściński te invito a descubrirlo, cualquiera de sus libros es una garantía y un valor seguro de entretenimiento, reflexión y aprendizaje.


martes, 18 de noviembre de 2014

Día 6 - Creta: De Kato Zakros a Heraklión


Nuestra estancia en Creta llegaba a su fin y este fue nuestro último día en la isla. Nos habría encantado disponer de más tiempo porque nos quedaron muchos lugares por descubrir, pero no tengo ninguna duda de que volveremos para explorar todos los rincones que nos han quedado pendientes y disfrutar de nuevo de todos los que ya conocemos y nos han hechizado. ¡Es una isla fantástica!

Para regresar desde Kato Zakros a Heraklion decidimos ir recorriendo la costa sureste hasta Ierapetra, después subimos hacia Agios Nikolaos y de allí a Heraklion. De nuevo el paisaje volvió a cambiar, abandonamos el desierto y llegamos a la zona boscosa del norte de la isla.



Fuimos parando a lo largo de todo el recorrido, bañándonos en las numerosas playas que encontramos; las del sur, menos concurridas y las del norte, más bulliciosas, pero todas fantásticas.

Sureste de Creta.

 Sureste de Creta.

 Entre Vathi y Agios Nikolaos.

Entre Vathi y Agios Nikolaos.

La tarde la dedicamos a pasear por el barrio antiguo de Heraklion.

Próxima parada: Samos: La isla tranquila

martes, 4 de noviembre de 2014

Día 5 - Creta: En la costa oriental


  Detrás de la vega empieza el desierto y tras el desierto, una hermosa costa.



     Aunque Vai es la más famosa de las playas de la costa este de Creta, para mí, Xerocampos es la mejor sin duda alguna. Está a unos 15 km de Kato Zakros (20 minutos aproximadamente) y es una playa casi desértica de arena finísima y aguas cristalinas, además, algunos árboles crecen en la arena ofreciendo una sombra fantástica para protegernos del intenso sol del verano. Aquí pasamos toda la mañana del quinto día de nuestro gran viaje, descansando, tomando el sol y bañándonos, prácticamente solos. Una playa magnífica.





   Para comer hay algún restaurante, nada extraordinario, pero suficiente para picar algo.
    Por la tarde fuimos a la famosísima Vai, a 36km de Kato Zakros (se tarda casi una hora en llegar). La playa de Vai está ubicada en un bosque de palmeras y para conservar este hermoso lugar el acceso está restringido y sólo se permite durante el día. El parking es de pago y aunque no recuerdo cuánto costaba exactamente, sí recuerdo que no me pareció excesivo. Es una playa muy hermosa, pero varios chiringuitos y una extensa zona de sombrillas y tumbonas hacen, que para mí, pierda parte de su encanto, es por este motivo que aunque menos espectacular a mi me gusto más Xerocampos.




    A unos 4km al norte de Vai, se encuentra el pequeño yacimiento arqueológico de Itanos junto a otra hermosa playa.

    De regreso a Kato Zakros, aprovechamos los últimos rayos de sol para dar un paseo por la garganta que allí termina, el Valle de los muertos (o de la muerte). Una sencilla ruta de senderismo de unos 8 km recorre la garganta en cuyas paredes se han encontrado tumbas de la época minoica. 




    Próxima parada: De Kato Zakros a Heraklión.