miércoles, 25 de febrero de 2015

Día 13: De Chios a Kavala


   Nuestra aventura en el Egeo llegaba a su fin, habíamos elegido tres de sus islas para disfrutar del sol y la playa, alternando visitas a yacimientos arqueológicos de la antigüedad griega y a pequeñas iglesias bizantinas, algunas de ellas ubicadas en lugares insólitos y decoradas con hermosos frescos y mosaicos.

   De cada una nos llevábamos un bonito recuerdo, la diversidad de Creta, la tranquilidad de Samos y de Chios el auténtico sabor del Egeo. Y de todas ellas, su belleza y la extraordinaria hospitalidad de sus gentes.

   Aprovechamos las últimas horas para darnos un baño cerca de Vrontados y a las tres de la tarde abandonamos el puerto de Chios destino Kavala (nuestra primera parada en la Grecia continental). 



   Viajar en ferry desde Chios a Kavala nos costó 76€ por persona en camarote doble. Disfrutamos de una hermosa tarde navegando por el Egeo, la noche resultaba muy agradable y nos costo despedirnos del día, pero a las siete de la mañana llegaríamos a Kavala y debíamos descansar.



        Próxima parada: Macedonia: Filipos y Calcídica.

martes, 17 de febrero de 2015

Día 12: En el sur de Chios


   Sólo nos quedaba un día en Chios y aún no conocíamos el sur de la isla, con sus pueblos medievales de los siglos XIV y XV y la famosa playa de Mavra Voila.

Mapa sur de Chios

   Comenzamos el día en Emporios, un pueblecito portuario casi en la punta sur de Chios, muy cerca se encuentra la playa de Mavra Voila, la más famosa de la isla, por sus guijarros de color negro, consecuencia, según dicen, de la erupción volcánica de uno de los dos volcanes que esconde la playa y por sus aguas cristalinas azul turquesa. La playa se divide en dos partes, una más cercana al aparcamiento y otra un poco más alejada detrás de una gran roca y cruzando la primera zona de playa. La playa es fantástica, pero es más sencillo entrar y salir del agua sí llevas zapatillas de playa, por otra parte, la zona de aparcamiento se completa rápidamente por lo que es mejor ir a primera hora. Las aguas son profundas y cuando nosotros estuvimos había algo de oleaje.

Playa de Mavra Voila

   Después de un agradable baño en Mavra Voila, visitamos los pueblos medievales de Pyrgi y Mesta. Dos pequeños pueblos muy pintorescos. Muchas de las fachadas de las casas de Pyrgi están decoradas con motivos geométricos y cuelgan de ellas ristras de tomates que le dan un toque muy mediterráneo. En Mesta, las calles son estrechas y empedradas y las casas, de anchos muros de piedra. No se permite la circulación de vehículos, por lo que hay que aparcar el coche a la entrada del pueblo.

Pyrgi

Pyrgi

Mesta

   Comimos en Mesta, pero no recuerdo dónde, aunque afirmaría que comimos fenomenal porque es un recuerdo que tengo de todo el viaje, lo bien que comimos a lo largo de todo el viaje.

   La tarde la pasamos descansando en dos hermosísimas playas: una junto a la pequeña capilla de Agia Dinami y otra en Kato Fana, donde se encuentran las ruinas de un templo en honor a Apolo. Para pasar el día en alguna de estas dos playas hay que tener en cuenta que no hay ningún restaurante o local donde vendan comida o bebidas.

Playa de Agia Dinami


Playa de Kato Fana


Playa de Kato Fana

      Próxima parada: De Chios a Kavala.
   

martes, 10 de febrero de 2015

El tiempo de los regalos

Hace un tiempo que viajo con Patrick Leigh Fermor, él aun no es un escritor de prestigio, jamás ha estado en Grecia y no se imagina las experiencias que vivirá como combatiente de la Resistencia en Creta durante la ocupación nazi. Sólo tiene 19 años, una mochila, un diario y algunas monedas. Los anhelos de una infancia libre y despreocupada le impiden adaptarse a la vida de adulto que de él se espera, así que con gran ilusión y un entusiasmo que en el último momento ha conseguido contagiar a su madre, ha emprendido un largo viaje a pie.

El curso del Rin y del Danubio han guiado nuestros pasos a través de Europa, una Europa que ha dejado atrás la Gran Guerra, pero en la que el nazismo comienza a tejer su pegajosa tela de araña.

En nuestro periplo hemos disfrutado de hermosos paisajes, escuchado y conectado distintas lenguas, contemplado maravillas de la arquitectura y el arte, nos hemos sentido embriagados por la grandeza de algunas ciudades, hemos reído, bebido y bailado junto a hospitalarios lugareños de distintas comarcas, nos hemos dejado llevar por los regalos que a veces te de la vida y en algún caso, lo hemos pagado.

Las cartas certificadas que en ocasiones recibimos con algo de dinero nos ayudan a vivir con desahogo algunos días, pero ese dinero nunca dura mucho. La amabilidad de algún pariente lejano, de los amigos que hacemos durante el viaje y de los conocidos a los que estos amigos escriben para que nos presten alimento y cobijo, nos permite pasar a cubierto algunas frías noches del invierno europeo, otras las pasamos al raso o en algún pajar. Algunos de estos amigos lo serán para siempre.

Tomo nota con sumo detalle de todos los lugares por los que pasamos, sé que algún día repetiré este mismo viaje con Mr. Feynman, seguramente el encanto de esa Europa de 1933 que ahora descubro en compañía de Paddy habrá desaparecido tras la sombra de una escalofriante guerra, del progreso tecnológico y la globalización, pero trataremos de encontrar sus cenizas en lo profundo del curso del Rin y del Danubio.

En este momento, Paddy y yo permanecemos parados en medio de un puente sobre el río Danubio, contemplando la puesta de sol, mirando al futuro, cogiendo impulso; aun nos aguarda un largo camino Entre los bosques y el agua hasta alcanzar nuestra meta, una exótica ciudad, un puente entre Europa y Asia y a la que en ese momento aun llaman Constantinopla. 


martes, 3 de febrero de 2015

Día 11 – Chios (Hios): en el norte de la isla


   El segundo día de nuestra estancia en Chios exploramos la parte norte de la isla. Disfrutamos del paisaje montañoso, nos refrescamos en sus bonitas playas de aguas cristalinas, comimos pescado fresco a orillas del mar, paseamos por los pequeños pueblos que habitan las laderas de sus montañas y tal vez fuimos los primeros visitantes españoles en la original iglesia bizantina de Panagia Agiogaloussaena.
   

  
 Comenzamos nuestra ruta en Lagkada, uno de los pueblos más hermosos de la isla conocido por sus viejos molinos, pasamos después por Kardamila, dividida en dos asentamientos; el más antiguo (situado al pie de la montaña), de callejones estrechos y casas de piedra, se distingue del moderno y llamado Marmaro, (ubicado en la costa) donde se levantan formidables mansiones y después nos dirigimos a  Nagos, por donde también merece la pasar.

   Paramos a bañarnos en la playa de Gissonas, una playa fantástica (de guijarros, eso sí). Una vez dentro del agua en seguida hay cierta profundidad, pero el agua es tan cristalina que se ven perfectamente los peces del fondo. Mientras disfrutamos del agradable baño charlamos con una señora que nos contó como la isla durante mucho tiempo fue residencia habitual de marinos y armadores, ella misma era esposa de un capitán de la marina mercante.

   Continuamos la ruta por la carretera que bordea la montaña y en sus laderas encontramos los pueblos de Keramos, Egrigorios, Kourounia y Neninturia.




   Comimos cerca de Agiasmata, en la taberna de una playa solitaria.



   De regreso paramos en Agios Galas para descubrir uno de los secretos que guarda la isla: la pequeña iglesia bizantina de Panagia Agiogaloussaena, que fue construida a la entrada de una cueva y que esconde un antiguo pero bien conservado, iconostasio de madera tallada, fantástico. El hombre anciano que nos mostró la iglesia nos aseguró que en los registros de visitantes no había ningún otro español, así que al parecer fuimos los primeros en caer por allí. 



     Próxima parada: En el sur de Chios.