Viene de: Grecia: un viaje a la antigüedad
El tercer día
que pasamos en Creta lo dedicamos a recorrer uno de los valles del interior, el
valle de Amari, para terminar dándonos un baño en la playa de Preveli.
Es una bonita ruta
entre montañas, una tierra fértil donde abundan olivares y cerezos, y encontramos
tranquilos pueblos y aldeas rurales, pequeñas iglesias bizantinas decoradas con
frescos de los siglos XIII – XV y profundos barrancos, además del monte
Psiloritis (o Ida), la cumbre más alta de Creta (2.456 metros), lugar de
nacimiento del dios mitológico Zeus. Aunque algo preparada para el turismo, esta
ruta, nada tiene que ver con la turística Creta de la costa.
Monte Psiloritis al fondo
Desde Hania,
nos dirigimos a Apostoli, donde comenzamos nuestra ruta visitando la pequeña
iglesia de Agios Nikolaos; es una pequeña capilla que se encuentra dentro del
cementerio en la parte alta del pueblo y que contiene frescos bizantinos del
siglo XV. De Apostoli fuimos hacia Tronos, donde encontramos una iglesia bizantina
del s. XIV y junto a ella los restos de
un mosaico que pertenecieron a una antigua basílica del siglo VII.
Continuamos
hacia Amari, pueblo que da nombre al valle y donde disfrutamos de unos de los
frescos más antiguos de Creta en la iglesia de Agia Anna (s.XIII), la iglesia
se encuentra en las afueras del pueblo, en medio de un olivar.
Iglesia Agia Anna
En Meronas,
subimos a su torre veneciana, desde donde disfrutamos de las hermosas vistas
del valle y después nos dirigimos hacia Spili, donde bebimos el agua fresca de su famosa
fuente veneciana de 25 caños con forma de cabezas de león.
Pasamos por Asomatos
para llegar al monasterio de Moni Piso Preveli, junto al que se encuentra el
monumento dedicado a la defensa de la isla (durante la Segunda Guerra Mundial) que llevaron a cabo los Aliados y la resistencia cretense. El escritor británico, Patrick
Leigh Fermor formó parte de esta defensa conjunta y uno de sus episodios más
destacados fue narrado por uno de sus participantes, el oficial W. Stanley
Moss, en el libro «Mal encuentro a la luz de la luna», recientemente publicado
por la editorial Acantilado.
Junto al
monumento se encuentra uno de los accesos al camino que lleva a la bonita playa
de Preveli, de aguas cristalinas y arena fina, rodeada de un palmeral, donde desemboca
el río Kourtaliotis. Es aconsejable ir bien calzado ya que para llegar a la
playa hay que descender el acantilado durante
unos 20 - 30 minutos, por una escalera de piedras. Una vez allí, creo recordar
que había un pequeño chiringuito, pero si piensas pasar allí el día, casi mejor
llevar agua y algo de comer.
Paramos a
dormir en Agia Galini, donde cenamos estupendamente en uno de los restaurantes
del puerto.
Próxima parada: De Agia Galini a Kato Zakros.
Próxima parada: De Agia Galini a Kato Zakros.
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