Fue
hace algunos años en una cafetería de la calle Atocha la primera vez que Sergio
me habló de su sueño de crear una editorial, un pequeño proyecto para editar
principalmente poesía y alguna que otra rareza.
Poco después verían la luz su original y
divertido «Pequeño diccionario de los ismos» y el hermoso poemario «Tokyio,
Barcelona, Albalate», fue entonces cuando tuve claro por dónde irían los tiros
de esa editorial si conseguía sacar adelante su interesante proyecto.
Un par de años después, en una taberna de la
calle General Lacy me anunció que se marchaba, que lo dejaba todo, abandonaba
Madrid y con algunos ahorros se lanzaba en busca de su sueño. Al final no lo dejó
todo, sigue siendo un fantástico hotelero, de esos que no pierden de vista ni un
minuto a sus clientes y es atento y considerado con sus empleados (sé de lo que
hablo porque hace muchos años fue mi jefe tras el mostrador de una recepción),
pero sacó tiempo para poner en marcha su sueño y en julio de 2014 me enviaba el
diseño gráfico de Ediciones Fragolino y la maqueta del primer libro que vería
la luz bajo su bandera.
El 29 de abril de este año el sueño se hacía
realidad, Sergio recibía la primera edición de «Poesía Líquida» (de Victor Guíu
Aguilar), el primer título de Ediciones Fragolino y hace sólo unos días, el 16
de mayo, se presentaba por primera vez en Híjar y Alcañiz, no podía ser otro lugar
que el amado Teruel.
Me siento feliz no sólo porque un buen amigo
ha logrado cumplir un sueño, sino también porque el nacimiento de una nueva
editorial es siempre un motivo de alegría para los amantes de los libros.
Sergio
Grao es un buen tipo, un tipo discreto, humilde, apasionado, sensible pero en
absoluto blandengue, con una gran inquietud cultural, un tipo peculiar y atrevido,
quizás algo en lo que a pesar de las pistas no había caído antes, pero hay que ser atrevido para lanzarse sin reparos
a esta aventura editorial y pensando en algunos puntos del pasado, me doy
cuenta de que no es algo de ahora, sino de siempre. Estoy segura de que
Ediciones Fragolino será una editorial con mucho de todo esto: discreta,
apasionada, humilde, sensible, inquieta, peculiar y atrevida y de que nos hará
disfrutar de toda la magia de los libros. Le deseo una larga vida de títulos
atractivos para aquellos que buscamos algo especial en la literatura.
Por cierto, que fue Sergio, aquella tarde en
Atocha, quién me animó a probar en esto de arriesgarse con las palabras, su
aliento quedó rondando por algún rincón de mi cabeza y años después, un poquito
empujada por él, me animé con el blog.
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