El pasado sábado, 23 de agosto, falleció Jaume
Vallcorba, editor de Quaderns Crema y Acantilado.
De Acantilado me
gusta todo, el logotipo (rojo o naranja para distinguir la no ficción de la
narrativa de ficción), las guardas interiores, el color de la tinta y el tipo
de papel, la tipografía, el diseño gráfico de sus cubiertas y su excelente
catálogo.
Un libro con la
elegancia de las mejores ediciones en tapa dura y la comodidad de un libro de
bolsillo.
Siento un profundo
agradecimiento hacia el señor Vallcorba por su gran trabajo, su exquisito buen
gusto y sus fabulosas propuestas.
Según he leído,
decía: «Editar, ha sido para mí,
desde el principio, proponer a unos amigos que no conocía una lectura que
pensaba que les podía gustar, estimular y enriquecer», en ese caso, puedo
considerarme una amiga a la que sus propuestas entusiasmaron y enriquecieron,
pero sobre todo, me estimularon a querer conocer más y más sobre las obras y
los autores que me presentó, y a saltar de uno a otro, para tratar de
conocerlos a todos: Stefan Zweig, Joseph Roth, Michael de Montaigne, Martín de
Riquer, Hermann Hesse, Slawomir Mrozek, Gabriel Chevallier, Simon Leys y muchos
otros.
Espero y deseo que
aquellos que toman el relevo en la editorial, no se dejen amedrentar ni asustar
por los tiempos modernos y continúen en la línea de sus exquisitas propuestas.
En un mundo
gobernado por la tecnología, es importante que las humanidades tomen la palabra
y pongan algo de cordura.
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