Descubrí a Ryszard Kapuściński poco después de su muerte, yo andaba
buscando un libro para regalar a Mr. Feynman por el Día del libro, buscaba un
libro que tuviera algo especial, no servía un libro cualquiera. Por supuesto él
no podía conocerlo, tenía que ser algo sorprendente, en una ocasión me dijo que
jamás dejaba de sorprenderle y yo quería que aquella sensación durase para
siempre.
Sin tener claro qué era lo que buscaba entré en la tienda de los libros
y rebusqué un poco, recordé que hacía unos meses había leído en un periódico
una esquela que homenajeaba a un escritor polaco que en aquel momento me
resultó interesante, pero del que no tomé datos, así que me dirigí a uno de los
dependientes de la tienda y pregunté: «Disculpe, ¿un escritor polaco que ha fallecido recientemente?» con cara de «lo siento, pero no tengo más datos» y para mi sorpresa y alegría solo tardó unos segundos en afirmar: «Sí, Ryszard Kapuściński»,
(¡un hurra por los trabajadores formados y eficientes!), me indicó la sección y
me embarqué en la gran aventura de descubrir a Ryszard Kapuściński.
Allí estaban sus libros: Ébano, Un
día más con vida, El Sha, El mundo de hoy, La jungla polaca y otros tantos,
pero el que llamó mi atención aquél día fue Viajes
con Heródoto. Un libro de viajes, historia, antropología y un escritor
Polaco (no me pregunten por qué pero desde pequeña siento una extraña
curiosidad por Polonia y Rusia), y además un misterioso hombre de la antigüedad.
Viajes con Heródoto fue el
libro que regalé a Mr. Feynman aquel 23 de abril de 2007 y el primero de R.
Kapuściński que leí, lo hice con
absoluto entusiasmo, disfrutando enormemente de cada uno de sus relatos, de su
frescura, de su ritmo, pero lo mejor de aquel libro no solo fue descubrir a
R.Kapuscinski sino que él, a su vez, me presentó a Heródoto. Años de clases de
historia en el colegio y ni uno de mis profesores fue capaz de nombrar al padre
de la historia (y sé que no lo hicieron porque yo recordaría algo así). Lo que
me llevó a 9 libros más, libros que llevan a libros, ¡fenomenal!
Después de Viajes con Heródoto, me hice con El mundo de hoy, seducida
por el posible guiño que en el título, R.Kapuscinski hacía al gran Stefan Zweig.
Abrí la primera página y comencé a leer: «Aquel día histórico de 1934 yo estaba en Viena…», ¡qué alegría, qué alegría! No solo era un guiño a mi querido Sr.
Zwieg, se trataba de un pequeño homenaje que Agata Orzeszek (la traductora de R.
Kapuściński) hacía poniendo en conexión a ambos escritores. Leí El mundo de hoy con la misma gran pasión
que El mundo de ayer y desde aquel
momento mi escritor favorito de la primera mitad del siglo XX quedó unido al
que sin duda alguna se había convertido en mi escritor favorito de la segunda
mitad del siglo XX, un siglo en dos escritores fantásticos conectados por un
prologo.
Escritores como R. Kapuściński
(o Stefan Zweig) son los que me hacen amar los libros, porque con ellos leer va
mas allá del mero entretenimiento, es aprender, descubrir, reflexionar,
mantener el entusiasmo por saber más hasta la última palabra del libro y pensar
cuál habría sido la siguiente.
Nadie mejor que el propio R. Kapuściński para definir su oficio:
«No hago diferencia entre periodista, escritor y reportero. En mi caso
las tres cosas se funden en una sola» (Zbigniewa Nowodworska, «Charla con un
escritor», Megaron, nº5, 1994).
«Para definir mi oficio, el calificativo que más me gusta es el de
traductor. Pero no de una lengua a otra, sino de una cultura a otra. Ya en
1912, Bronisław Malinowski advirtió que el de las culturas no es un mundo
jerarquizado (una auténtica blasfemia a los ojos de todo eurocéntrico), que no
existe cosa tal como una cultura superior y otra inferior, que todas, aunque
diferentes, están en pie de igualdad. Sus conclusiones cobran fuerza hoy en
día, en este mundo nuestro tan polifacético y diversificado, cuyas culturas se
penetran y entrelazan cada vez más. El reto consiste en lograr que sus
relaciones no se fundamenten en principios de dependencia y subordinación, sino
de entendimiento mutuo y de diálogo entre iguales. Sólo entonces daremos una
oportunidad a que la buena fe y la voluntad de comprender al otro triunfen
sobre los odios y conflictos que sacuden a la familia humana. En mi diminuto, microscopio,
campo de trabajo de reportero, me gustaría aportar un granito de arena a ese
triunfo. Por eso escribo». («Planeta Tierra», Congreso del Penclub polaco,
06/1999).
Si no conoces a R. Kapuściński te invito a descubrirlo, cualquiera de
sus libros es una garantía y un valor seguro de entretenimiento, reflexión y
aprendizaje.
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